domingo, 2 de noviembre de 2014

El credo de Carlos Fuentes.

En esto creo. Carlos Fuentes.
Seix Barral. México, 2002.
La producción literaria de Carlos Fuentes es asombrosa por la belleza de su estilo, por la profundidad de las reflexiones en que se sumerge, por la riqueza de sus imágenes y por la sabiduría que contiene. Abrir cualquier libro de Carlos Fuentes despierta en el lector pensamientos inquietantes. En sus novelas, Carlos Fuentes es un maravilloso constructor de mundos extraños y asombrosos en los que el mundo real aparece distorsionado pero claramente reconocible. En sus ensayos, Carlos Fuentes es un erudito con vocación didáctica. Sus obsesiones son numerosas y variadas. Es un hombre que ha pasado su vida estudiando, informándose y reflexionando sobre los más diversos temas y, a pesar de lo elevado o complejo que sea el asunto al que se refiera, logra despertar la curiosidad y el interés de cualquier lector que, quizá, nunca antes se había interesado en el tema. 
Fuentes tiene el doble mérito de ser un escritor de altos vuelos y, a la vez, ser accesible y amigable con el lector. Por esa dualidad logró ese doble éxito, tan difícil de lograr, de ser apreciado por la crítica más exigente y haber alcanzado una gran popularidad. 
La obra de Fuentes no solo es asombrosa por su calidad y contenido, sino también por su amplitud. Cuentos, novelas, ensayos, artículos periodísticos, conferencias, críticas literarias, de arte y de cine, escritos históricos y filosóficos forman parte de las miles y miles de páginas publicadas por este mexicano universal. Me imagino que el día en que se editen sus obras completas, los tomos conformarán una biblioteca entera. Muy probablemente los compiladores decidan, llegado el caso y por razones obvias, hacerlas accesibles por medio de Internet en vez de publicarlas en papel.
Fuentes, además de escritor y literato, fue un pensador pero sus ideas resultan en ocasiones algo difíciles de ubicar. Sus posiciones sociales, éticas, estéticas y políticas fueron, con mucha frecuencia, ambiguas. Las opiniones sobre su figura, como literato y como pensador, están divididas. Hay quienes lo admiran y quienes lo denigran. También están, cosa que no es de extrañar por su obra tan vasta, quienes separan al "Primer Carlos Fuentes" del "Carlos Fuentes de la última época".
Carlos Fuentes nunca escribió sus memorias. En muchos de sus artículos acostumbraba soltar uno que otro detalle anecdótico sobre experiencias personales, pero tal parece que no quiso tomarse a sí mismo como personaje central de uno de sus libros. Lo que sí escribió y publicó Carlos Fuentes fue su credo personal, un bello libro titulado precisamente En esto creo, que reúne cuarenta y un escritos, presentados en orden alfabético, que van de la A a la Z. Amistad, es el primero, y Zurich, el último.
Carlos Fuentes (1928-2012)
Fotografía de Faustino Desinach.
Quien nunca publicó una autobiografía, como resumen de su vida, quiso ofrecer al público un resumen de su pensamiento. 
¿Qué cree Carlos Fuentes del amor, de la familia, de los hijos, de la muerte, de las mujeres o del sexo? En un plano más filosófico: ¿Qué cree de Dios, de Jesús, de la libertad o de la belleza? Y si nos vamos a lo social ¿Qué cree de la educación, de la globalización, de la izquierda o de la política? En el libro no podían faltar apartados sobre Balzac, Faulkner, Kafka, Shakespeare y el Quijote. También se refiere al cine de Buñuel y a la pintura de Velásquez y, por supuesto, a su eterno tema: México.
Como es usual en él, por aquí y por allá hay una que otra anécdota personal, pero el libro es más sobre sus ideas que sobre su vida. El apartado titulado "Yo" no es, como podría suponerse, sobre sí mismo, sino sobre el yo como concepto. El único capítulo que es más narrativo que reflexivo es el último, Zurich, en que cuenta la vez que miró de lejos a Thomas Mann.
En esto creo es un libro rico en contenido y ameno en la lectura. Al mejor estilo de los filósofos griegos, Carlos Fuentes no dicta cátedra, sino que dialoga. El libro es como una conversación que acabará brindándole, a quienes lo lean, ricos y variados temas de conversación.
INSC: 1669 

1 comentario:

  1. Sin duda un gran autor. No dejo de exaltar lo cautivante que fue leer Terranostra y darse cuenta de la imaginación que tiene este escritor y la destreza en que logra transportar al lector a cada una de esas situaciones de irealidad que al final logran que se desifre un significado.

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