domingo, 20 de agosto de 2017

Materia jubilosa. Poesía de Julio Valle Castillo.

Materia Jubilosa. Julio Valle Castillo.
Editorial Nueva Nicaragua, 1986.
El libro Materia Jubilosa, de Julio Valle Castillo, fue publicado en 1986 pero, de acuerdo con las fechas que aparecen al final de algunos de los poemas, tal parece que fue escrito entre 1977 y 1982, es decir, poco antes y poco después de la caída de Anastasio Somoza Debayle y la toma del poder por el Frente Sandinista de Liberación Nacional. 
Pese al dolor acumulado por una larga lucha en que se perdieron muchísimas vidas, después de la caída de una dictadura tan prolongada que parecía eterna, por primera vez en décadas en Nicaragua empezaba a mirarse el futuro con optimismo. Lo que pasó luego ya es otra historia, así que concentrémonos en el momento. Terminaba un largo y doloroso capítulo en la vida del país y empezaba una nueva etapa que, de primera entrada, parecía prometedora.
La alegría, el júbilo, era el sentimiento imperante en medio de los destrozos que habían dejado los enfrentamientos armados y el luto que se guardaba por los seres queridos que habían perecido en ellos. Los caídos, cuyos nombres eran recordados con admiración y agradecimiento, adquirieron categoría de héroes. La memoria se remontaba muchos años atrás, hasta el héroe principal, Augusto César Sandino, llamado El General de los hombres líbres, primera víctima del primer Somoza.
La vida de Sandino fue trágica desde antes de su nacimiento. Su padre, Gregorio Sandino, era un rico hacendado que tuvo hijos con varias campesinas que trabajaban en sus tierras. La Margarita Calderón, madre de Sandino, fue una de ellas. Aunque fue reconocido por su padre y llevó su apellido, por ser hijo de una aventura extramarital, la categoría del niño Augusto fue, en la casa paterna, apenas algo más alta que la de los numerosos peones. 
Augusto César Sandino. (1895-1934)
Durante los últimos años veinte y primeros años treinta del siglo pasado, Sandino lideró una rebelión armada contra la presencia de tropas militares norteamericanas en su país. Invitado por el presidente Juan Bautista Sacasa a firmar la paz, Sandino acudió a la cita pero fue secuestrado y asesinado poco después del encuentro. El General Anastasio Somoza García, quien tendió la trampa, acabó derrocando al poco tiempo al presidente Sacasa.
Hubo repetidos intentos por sacar a Somoza del poder, pero todos fracasaron. A la larga, Somoza murió durante una cirugía tras recibir los disparos de Rigoberto López Pérez quien fue ametrallado inmediatamente después del atentado y tal parece que actuó solo. Los hijos de Somoza, Luis y Anastasio, lograron controlar el gobierno durante más de veinte años tras la muerte de su padre, pero finalmente, Anastasio Somoza Debayle acabó abandonando el poder y el país en 1979.
Todo el dolor de la lucha y toda la alegría del triunfo es lo que Julio Valle Castillo logró plasmar en su libro Materia Jubilosa. Pero no se trata de una crónica, ni de un ensayo histórico, ni, mucho menos, de un manifiesto político o un panfleto progandístico, sino de un libro de poemas verdaderamente hermosos, con tenue sabor agridulce, que parece escrito con sonrisa en los labios y lágrimas en los ojos.
Bellísima es la dedicatoria. "A todos los muertos porque ellos han puesto la vida", como también es bellísima, definitivamente bellísima, es la primera parte, titulada Ronda tribal para el nacimiento de Sandino, en que con imágenes bucólicas retrata el parto y la infancia del héroe, en cuyos labios pone un monólogo impresionante.
Se ocupa luego, hombre por hombre, de los hombres del Estado Mayor de Sandino, nicaragüenses, salvadoreños y hondureños. Salta luego en el tiempo hasta la matanza de Monimbó, en que la Guardia Nacional atacó la población poco después del asesinato del Dr. Pedro Joaquín Chamorro Cardenal. Continúa con epitafios de los caídos en la lucha contra la tiranía, dedica a cada uno un poema. Desde los más conocidos, como Rigoberto López y Leonel Rugama, hasta aquel cuyo nombre se ignora. La última parte es la más personal, en que menciona a seres queridos cercanos, amigos y familiares, con quien compartió angustias e ilusiones.
La alegría y el optimismo tras el fin de la dictadura de Somoza fueron intensos, aunque hayan durado poco. No creo que haya hoy nadie que soporte leer los discursos, proclamas, manifiestos, ni propuestas gubernamentales de aquella época. Todo lo dicho entonces, ya se sabe, terminó en letra muerta. Pero quien se acerque a los poemas de Materia Jubilosa, de Julio Valle Castillo, inevitablemente entrará en sintonía con las emociones, tanto dolorosas como alegres, que, en determinado momento de su historia, estremecieron a todo un pueblo.
INSC: 1990

Augusto César Sandino.
Mientras la Margarita cumple el oficio 
de la mujer preñada que es soñar despierta
hace los menesteres del día: lava y tiende
cocina y vuelve, va y viene y anda dormida
se le caen los párpados, bosteza y bosteza
refriega los ojos llorosos de leña verde.

Otro hijo nacerá sólo de mujer
que la madre es madre para cien hijos
que el hombre padre para ninguno

Si el padre desmemoriado alguna vez lo reconoce, 
recuerda la aventurita
el desliz de la carne
si ya el cabeza de familia honorable teme la mancha
en la solapa y el corbatín
al instante que posa para la foto
con botines de charoles y zapatos blancos de tango,
busca al niño y mete al hijo por el zaguán de la casa
a ser hijo-de-casa, a comer con los criados y conciertos
a vestir ropa vieja, en desuso, de los hermanos.
Y así llega a la adolescencia
y el adolescente a hombre correcto:
capaz de guardar los negocios del padre.
Manojo de zacate, güate, perro bueno, fiel y moto.

El poeta Julio Valle Castillo.

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