sábado, 18 de agosto de 2018

Lo corporal en Los Elementos Terrestres de Eunice Odio.

El acento corporal en Los elementos
terrestres de Eunice Odio. Miguel
Fajardo Korea y Aracelly Bianco.
Lara, Segura y Asociados.
Costa Rica, 2018.
El Centro Literario de Guanacaste se fundó el 20 de marzo de 1974. Pocos días después, el 23 de marzo de ese mismo año, trascendió la noticia de que la escritora costarricense Eunice Odio había sido hallada muerta en su apartamento en la ciudad de México. Esta coincidencia despertó el interés de los poetas guanacastecos por conocer la obra de esa compatriota cuyo nombre escucharon por primera vez al enterarse de su muerte.
Escritora incansable, Eunice Odio se dedicó al periodismo y a la crítica literaria y artística, pero acabó siendo recordada principalmente por su poesía.  Solamente publicó tres libros, el primero en Guatemala, el segundo en El Salvador y el tercero en Argentina, pero con ellos logró cosechar una verdadera legión de admiradores que ha ido creciendo al paso de los años. Aunque en la actualidad su poesía es considerada una de las joyas de la corona de la literatura costarricense, lo cierto es que durante su vida, tanto sus libros como su nombre mismo eran desconocidos en su país natal, del que se fue muy joven y al que nunca regresó. 
La única publicación de poesía de Eunice Odio que apareció en Costa Rica mientras ella aún vivía, fueron las páginas suyas que incluyó Carlos Rafael Duverrán en la antología Poesía Contemporánea de Costa Rica. El propio año de su muerte se estaba preparando la edición de un libro con sus poemas, que ella pudo corregir, pero no llegó a ver impreso. 
Su fama y su prestigio acabaron siendo póstumos y ella no tuvo oportunidad de enterarse del gran interés que su poesía, su pensamiento y su vida acabaron despertando entre sus compatriotas. Cuando se supo la noticia de su fallecimiento su nombre era casi desconocido. Pero poco a poco sus libros fueron publicados en ediciones de gran tiraje a precios accesibles, se recopilaron y editaron sus obras completas y constantemente sus creaciones son tanto motivo de deleite para los lectores de poesía como tema de análisis entre académicos. Sobre la poesía de Eunice Odio han aparecido investigaciones, artículos, ensayos, ponencias y tesis de grado.  La gran mayoría de estos estudios críticos se ha concentrado principalmente en El Tránsito de Fuego que, quizá por ser un libro verdaderamente complejo y misterioso, ha llegado a ser considerado su obra maestra.
Hemos llegado ya al punto en que los comentarios sobre su obra llenan muchísimas más páginas que su obra misma, pero como la riqueza, tanto de forma como de contenido de sus tres libros, continúa despertando el interés de los estudiosos, las publicaciones que se refieren a su obra, lejos de disminuir, cada vez son más numerosas y frecuentes.
Pese a todo lo que ya se ha dicho, el tema está lejos de agotarse. Cada nuevo estudio que aparece sobre la poesía de Eunice logra resaltar ciertos aspectos particulares que merecen ser observados con atención.  
Fascinante, misteriosa y atractiva, la poesía de Eunice Odio es, al mismo tiempo, explícita y enigmática, audaz y sutil, sublime y cotidiana, corporal y espiritual, celestial y terrena.
Como preámbulo a la celebración del centenario del nacimiento de Eunice (1919-2019) dos investigadores guanacastecos, Miguel Fajardo Korea y Aracelly Bianco, publicaron, bajo el sello del Centro Literario de Guanacaste y Lara Segura Editores, un estudio titulado El acento corporal en Los Elementos Terrestres de Eunice Odio.
Echando mano de la perspectiva estilística de Samuel Levin, los investigadores analizan de manera meticulosa las referencias corporales, eróticas y sexuales presentes en Los Elementos Terrestres, primer libro de poesía de Eunice Odio, publicado en Guatemala en 1948.
Inevitablemente, por tratarse de una tesis de grado universitaria, la estructura y el estilo de este estudio se caracterizan aproximarse a la poesía de manera rigurosa y metódica, más que emocional. Sin embargo, incluso al ser puesta bajo la fría lupa de teorías y métodos, el calor de la poesía de Eunice sorprende, fascina y seduce.
Se ha dicho que Los Elementos Terrestres de Eunice Odio, es el primer libro de poesía costarricense explícitamente erótico. Su mérito, no obstante, ni empieza ni termina allí. Con abundantes ejemplos, citas textuales y comentarios, Miguel Fajardo Korea y Aracelly Bianco dejan claro que, aunque el libro está lleno de imágenes sobre el cuerpo humano y el encuentro físico apasionado de una pareja de amantes, la pasión y el deseo latente en los poemas va mucho más allá de lo puramente carnal. Es poesía apasionada, pero a un nivel muy elevado. La unión de los que se aman es, además de física, espiritual, integral, total. Al lanzarse en brazos del otro, entregan todo su ser, no solamente su cuerpo. Lo erótico, en los poemas de Eunice, acaba siendo casi místico.
No se trata de una conquista, sino de una unión. No están, en estos poemas, ni el macho que arrebata y posee, ni la hembra que se entrega y se somete. Ambos atraen y son atraídos, seducen y son seducidos, desean y son deseados, manifiestan sus deseos, se atreven a satisfacerlos, buscan alcanzar el deleite tanto propio como de la pareja pero, en medio del intenso encuentro apasionado, queda claro que el cuerpo, o más bien los cuerpos, protagonistas de la unión, son el puente de una unión más perfecta y total, que los supera y los trasciende.
La lectura de El acento corporal en Los Elementos Terrestres de Eunice Odio, de Miguel Fajardo Korea y Aracelly Bianco, es en verdad sorprendente. Se trata de crítica literaria académica, rigurosamente planteada y expuesta, que invita a apreciar todo lo que arde y deslumbra en el primer libro de poemas de la escritora costarricense que conquistó la atención de sus coterráneos cuando ya no estaba en este mundo.
A Miguel Fajardo Korea, fundador del Centro Literario de Guanacaste (que se fundó tres días antes de que trascendiera la noticia de la muerte de Eunice Odio), le agradezco que, aun sin conocernos en persona, haya tenido la gentileza de enviarme este valioso estudio que realizó junto con Aracelly Bianco. Me pareció en verdad un detalle hermoso que la amable dedicatoria que escribió en la primera página, estuviera fechada "23 de abril", que es el día del libro.
INSC: 2749
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