Arturo Echeverría Loría. De artes y letras. Edición: Víctor Julio Peralta. Portada: Manuel de la Cruz González. Editorial Costa Rica. 1972. |
Don Francisco Amighetti dejó escrito que fue Arturo Echeverría Loría quien, por su gran entusiasmo, lo llevó a descubrir y valorar la poesía francesa. Ansioso de satisfacer su gran interés por el arte y la literatura, Echeverría Loría se convirtió en un lector voraz, en un erudito de cultura enciclopédica que leía mucho más de lo que escribía.
Bastante joven, en 1937, publicó Poesías y, tras este debut tempranero, pasarían casi veinte años hasta la aparición de su segundo libro.
En 1956, a propósito del centenario de la Campaña Nacional contra los filibusteros de William Walker, Arturo Echeverría Loría editó una obra titulada Juan Rafael Mora. El Héroe y su pueblo. en la que hacía una semblanza de su ilustre bisabuelo. Doña Clemencia, la madre de Arturo, era hija de Juanita Mora Aguilar, la última hija de don Juanito Mora y doña Inés Aguilar Cueto.
Años después, vendrían Fuego y Tierra (1963), Himno a la esperanza (1964) y Elejía Desastillada (1966). Algunos de sus poemas fueron publicados en revistas mexicanas y sus artículos de crítica literaria y artística aparecían diversos periódicos. Dos años después de su muerte, la Editorial Costa Rica publicó su obra teatral La Espera. Sus relatos y gran parte de su obra poética quedaron inéditos.
En 1972, la Editorial Costa Rica decidió realizar cuatro entregas con la obra de Arturo Echeverría Loría. El primer libro con artículos, comentarios y ensayos sobre arte y literatura, el segundo con sus relatos y obras de teatro, el tercero con la poesía que dejó inédita y el cuarto con una recopilación de los libros de poesía que publicó en vida.
No sé si el proyecto llegó a concretarse o quedó a medias. El único de los cuatro libros que he logrado encontrar ha sido el primero, titulado De artes y de letras, en que aparecen comentarios sobre la obra de pintores y escultores costarricenses como Quico Quirós, Juan Manuel Sánchez, Max Jiménez, Margarita Bertheau, Francisco Amighetti, doña Flora Luján, Jorge Gallardo, Gonzalo Morales, Felo García, Francisco Alvarado Avella, Floria Pinto de Herrero, Luis Dael, Juan Rafael Chacón, Néstor Zeledón y Francisco Zúñiga.
Arturo Echeverría Loría. 1909-1966.
Poeta, narrador, dramaturgo y crítico de
arte y literatura.
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La figura del crítico está bastante desprestigiada. Para muchos, el crítico es un artista frustrado que, al ser incapaz de crear, se deleita en evaluar con severidad lo que otros hacen para señalar errores y torpezas. A los críticos, también, se les acusa de disfrazar con análisis sus gustos, simpatías y antipatías personales. Elogian a los amigos y denigran a los enemigos, se dice.
Arturo Echeverría Loría, en este libro, le lava la cara al oficio ya que ejerce la crítica de manera elevada y oportuna. Todos los artistas costarricenses a los que se refiere eran sus amigos personales pero en ninguna de sus notas hay complacencias ni elogios gratuitos. Echeverría Loría se enfoca en la obra, intenta comprenderla más que explicarla, llama la atención sobre aspectos que podrían pasarse por alto y muestra el valor, el sentido y el aporte que esa obra es capaz de brindar.
Don Paco Amighetti decía que las críticas de arte de Arturo Echeverría Loría no estaban "escritas con términos técnicos, sino con el fervor de los enamorados".
El verdadero erudito no se pone a lucirse con palabras que nadie entiende, sino que logra hacer, de asuntos que supuestamente le interesan a pocos, un tema de discusión pública. El verdadero sabio, como decía Santo Tomás de Aquino, no busca brillar, sino iluminar.
Arturo Echeverría Loría era un hombre culto que había estudiado a fondo el arte y la literatura pero, más que eso y antes que eso, era un hombre de sensibilidad, pasión y entusiasmo contagiosos.
Decía don Paco Amighetti: "Arturo con su mística perseguía el realismo gótico y quería vivir la poesía antes que escribirla. Y aunque leía a los poetas, para él la poesía estaba más que en los anaqueles de libros, en los países desconocidos, en la soledad, en el amor frustrado y también en el hambre."
La verdadera cátedra de Arturo Echeverría Loría estaba, según recuerdan quienes lo conocieron, en su conversación inteligente, cálida y amena. En su extraordinario don de gentes. En el hecho de que la amplia cultura que llegó a alcanzar, en vez de alejarlo de sus semejantes lo aproximó más a ellos.
Mi buen amigo don Sergio Román me contaba que don Arturo fue de los primeros amigos que encontró al llegar a Costa Rica y que la tertulia con él era tan amena que acabó siendo cotidiana.
Verdadero Quijote, vivía metido en mil proyectos, pero el que más le ilusionaba era la edición de libros. Revisaba los textos, corregía las pruebas y estaba al cuidado de hasta el más mínimo detalle de contenido y diseño. En lo personal, él publicó poco, pero fue un editor amorosamente dedicado a los libros de otros. Supongo que la portada que hizo el artista Manuel de la Cruz González para la recopilación de sus artículos le habría gustado. Son solamente letras en un fondo amarillo, pero el diseño y el juego con la tipografía es muy agradable.
Nora Echeverría Loría (1916-2016). Hermana de Arturo. Cuando la conocí tenía 99 años de edad. |
Cuando intenté disculparme por mi salida de tono, la viejita, sonriente, me dijo que eso le había pasado con frecuencia toda su vida. La presentaban como Nora y la reconocían como la hermana de Arturo.
Mientras esperábamos que empezara la Misa de Gallo, me contó historias de su hermano. No me habló del poeta, del escritor, del editor ni del crítico de arte, sino del niño travieso y el joven inquieto que siempre llenaba la casa de risas.
INSC: 2276
Excelente comentario, ilustra muy bien quien fue el poeta.
ResponderBorrarGracias, Carlos! Excelente semblanza y reseña para quienes llegamos tarde a esta figura.
ResponderBorrarGracias por esta sintesis biografica de un pionero indiscutible de la crítica de arte en el país.
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