Todo el tiempo de los cedros. Paisaje familiar de Fidel Castro Ruz. Katiuska Blanco, Casa Editora Abril, Cuba, 2003. |
Tanto los admiradores como los detractores de ambos personajes suelen concentrarse en lo acertado o erróneo de sus actos como gobernantes y, por ello, sus biografías generalmente arrancan a partir del momento en que se levantaron en armas, brindan poca información sobre sus años de infancia y juventud y no suelen ser generosas en detalles sobre su vida personal o familiar. Ambos dictadores alcanzaron una edad avanzada, por lo que sus vidas acabaron siendo más largas que sus biografías.
Francisco Franco y Fidel Castro comparten además su origen gallego. Franco nació en El Ferrol y Fidel Castro es hijo de don Ángel Castro Argiz, quien nació en Láncara, pequeña aldea de Lugo.
Lápida en la casa natal de don Ángel en Láncara. |
Casa natal de don Ángel Castro Argiz. Láncara, Lugo, Galicia. |
En calidad de soldado, estuvo en Cuba de 1896 a 1898 y, a pesar de las crueles experiencias que debió haber vivido durante el conflicto, se enamoró de la isla. Al regresar a Galicia, aquel joven veinteañero había decidido radicarse en Cuba. Trabajó duro, ahorró todo lo que pudo y el día de su cumpleaños número treinta desembarcó en La Habana. No traía más que una maleta y sus sueños. Los primeros años fueron los más duros, pero logró contar con la solidaridad de muchos paisanos, ya que la migración de gallegos a Cuba a principios del Siglo XX fue enorme. En aquel tiempo, un hombre de treinta años ya era considerado viejo, pero don Ángel nunca le arrugó la cara al trabajo. Fue peón agrícola en haciendas y campamentos mineros. Su búsqueda de un mejor salario lo fue llevando cada vez más al oriente de la isla. Aficionado a las peleas de gallos, logró hacer algún dinero con esta actividad. Su hijo Raúl, quien sucedió a Fidel en el ejercicio del poder, es aficionado a los gallos de pelea desde niño.
La casona de la hacienda El Birán. Oriente. Cuba. |
Algunos enemigos de Fidel Castro han pretendido crear una leyenda negra sobre la figura de don Ángel. Sostienen que don Ángel formó parte del batallón español, al mando del comandante Ciruela, que atacó e hirió mortalmente al prócer de la independencia Antonio Maceo, el 7 de diciembre de 1896. También afirman que don Ángel se hizo de sus tierras de manera truculenta y que fue un explotador de sus peones.
El vagón de don Ángel. OTE es la abreviatura de Oriente. |
El escritor Carlos Alberto Montaner, quien no deja pasar una semana sin publicar un severo artículo para criticar a Fidel Castro, en varias ocasiones refutó los argumentos de la campaña de desprestigio contra don Ángel que, en todo caso, nunca fue tomada muy en serio y acabó diluyéndose.
Además del cultivo de caña, que era el negocio principal, en El Birán se criaban vacas, cabras y cerdos; las gallinas ponedoras y los pollos de engorde eran numerosísimos; se elaboraba queso y se cultivaban árboles frutales y hortalizas para el consumo doméstico. Al alcanzar una situación económica verdaderamente holgada, don Ángel, que siempre tuvo buenos gallos, se hizo además de excelentes caballos.
La casa natal de don Ángel, en Galicia, era pequeña y estaba construida en piedra. En El Birán edificó una amplia y alta casona de madera, muy bien ventilada e iluminada. A los guajiros locales les sorprendió que don Ángel dispusiera que vacas, cerdos, cabras y gallinas se ubicaran bajo el piso de su vivienda, protección que, en el trópico sin crudo invierno, además de extraña era innecesaria.
Otra afición de don Ángel era sembrar árboles y los alrededores de El Birán se llenaron de bosques de cedros que el patrón veía crecer con gran alegría.
Don Ángel contrajo matrimonio con la maestra María Luisa Argota en 1911 y, entre 1913 y 1918, de esa unión nacieron cinco hijos. La pareja se divorció en 1925, cuando don Ángel ya tenía dos hijos, Angelita (1923-2012) y Ramón (1924), con Lina Ruz González, una muchacha veintiocho años menor que él que trabajaba en su casa. Más tarde nacerían Fidel (1926), Raúl (1931), Juanita (1933), Enma (1935) y Agustina (1938).
Con Generosa Mendoza, don Ángel procreó a su hijo Martín, nacido en 1930.
La vida de don Ángel y Lina fue feliz. Eran personas de gustos e ideas sencillas, satisfechos con la vida aislada y próspera en El Birán. Todos sus hijos hicieron la primaria en la escuela pública de la hacienda junto con los hijos de los peones. El mayor, Ramón, verdaderamente disfrutaba participar en la administración de El Birán y acabó convirtiéndose en el gran apoyo de don Ángel, quien, inevitablemente, estaba envejeciendo. Ramón, al igual que sus otros hermanos, realizó su educación secundaria en colegios religiosos privados pero en vez de ir a la universidad prefirió quedarse en la finca ayudando a sus padres.
Las mujeres estudiaron en colegios de monjas en Santiago y Fidel y Raúl fueron a la Universidad de La Habana. Muy pronto Fidel, joven estudiante de Derecho, se involucró en la convulsa y agitada vida política de la capital cubana, que se desarrollaba en un agitado y violento debate permanente. En La Habana, por ese entonces, abundaban oradores callejeros, protestas, manifestaciones, discusiones y discursos interminables, alianzas, complots y componendas. Definitivamente, el revuelto y acalorado ambiente habanero era algo muy distinto a la vida austera y tranquila de El Birán. Fidel se involucró en la política de manera apasionada y activa a tiempo completo. Por andar en mitines, asambleas y reuniones de comités, no disponía ni de un minuto para trabajar. Con su título de abogado, casado y con un hijo, seguía viviendo del dinero que le enviaba don Ángel. Fidel no heredó los hábitos austeros de su padre y su viaje de bodas fue una prolongada estadía de varios meses en Nueva York.
Todos sabemos lo que vino luego. El asalto al Cuartel Moncada en 1953, por el que Fidel fue a la cárcel y, luego, al exilio.
Don Ángel Castro Arguiz murió de una obstrucción intestinal el 21 de octubre de 1956. Curiosamente, Fidel, a los ochenta años, la misma edad a la que falleció su padre, tuvo la misma enfermedad.
La muerte de don Ángel ocurrió cuarenta y dos días antes de que Fidel regresara clandestinamente a Cuba para iniciar su lucha armada. Vale la pena mencionar que las autoridades militares del gobierno de Batista nunca molestaron a Lina ni a Ramón. Fidel y Raúl estaban en la Sierra como guerrilleros rebeldes, pero Lina y Ramón, su madre y su hermano, eran hacendados que hacían negocios sin meterse en política.
Después del triunfo de la revolución, han circulado versiones en las que Lina y Ramón aparecen como revolucionarios muy activos pero, al igual que en el caso de la leyenda negra de don Ángel, pareciera que esas versiones son más propagandísticas que históricas.
El libro Todo el tiempo de los cedros, de Katiuska Blanco, se concentra en la historia de amor de don Ángel y Lina, en su experiencia al frente de El Birán y en la infancia y juventud de Fidel Castro. Naturalmente, mucho de lo que he mencionado en esta nota lo he tomado de otras fuentes ya que en este libro, como en cualquier otro publicado en Cuba, la persona de Fidel, así como todo lo que haga o diga, es tratado en tono reverencial. Sin embargo, a pesar de esta comprensible limitación, el libro brinda un atractivo retrato de don Ángel Castro, que es el héroe de esta historia. Engendrar a Fidel Castro no es, ni de lejos, lo más destacable en la vida de don Ángel. Su hijo, en todo caso, no se le parece. Don Ángel era callado, discreto, sencillo, trabajador, ahorrativo, buen administrador y, aunque esta es una palabra que no les gusta a los comunistas, fue un hombre exitoso. Al llegar a Cuba, don Ángel no tenía estudios, ni dinero, ni amigos. Solamente tenía un sueño. Su fortuna no se debió a un golpe de suerte. Fue el fruto de años de trabajo duro, de ahorro, de prudencia, de austeridad y de disciplina. Don Ángel supo descubrir y aprovechar las oportunidades que la vida le puso por delante. En Estados Unidos, a personajes como él los llaman self made men, hombres que se hacen a sí mismos, personas emprendedoras de origen humilde que logran formar un gran patrimonio a base de esfuerzo. Los self made men, curiosamente, son los héroes del capitalismo. Don Ángel tuvo que trabajar en el campo en Galicia durante años para reunir el dinero necesario para viajar a Cuba. No tuvo, como su hijo Fidel, un padre que lo matriculara en colegios privados, lo enviara a la universidad, le financiara una estadía de meses en Nueva York a todo lujo y lo mantuviera después de graduado y casado. Por algo se dice que entre los millonarios, los magnates fundadores por lo general son simpáticos, mientras que sus herederos con frecuencia son antipáticos. El que empezó sin nada sabe lo mucho que cuesta hacerse de un patrimonio, pero el que se lo encontró hecho piensa que la vida es fácil.
Don Ángel llegó a Cuba con una maleta y, al morir, dejó un capital de seis millones de dólares. No tengo una idea exacta de cuánto sería el equivalente de seis millones de dólares de 1956 en la actualidad. Tampoco me interesa averiguarlo. Lo importante es que don Ángel empezó de cero.
Los admiradores de Fidel le elogian que, al expropiar a los terratenientes, para darles parcelas a los campesinos, repartió hasta la hacienda El Birán, patrimonio suyo, de su madre y de sus hermanos. Sus adversarios, por el contrario, afirman que Fidel, al destruir todo lo que en Cuba era productivo, destruyó hasta aquello que con tanto esfuerzo levantó su padre.
En la Cuba de Fidel, desaparecieron tanto las haciendas como las compañías agroindustriales privadas. La agricultura de planificación estatal centralizada tuvo en Cuba las mismas consecuencias que en la Unión Soviética y Europa del Este. Afortunadamente, don Ángel no vivió para verlo. Lina murió muy dolida porque su hijo Fidel desmembrara El Birán, fruto del esfuerzo de su marido.
El hijo menor de Fidel Castro, Ángel Castro Soto, nacido en 1974, lleva el nombre de su abuelo. |
En El Birán, actualmente, no hay tantos cultivos ni tanto ganado como en los tiempos de don Ángel, pero los árboles que sembró el viejo gallego siguen en pie. La casona fue restaurada para ser convertida en un museo dedicado a la infancia y juventud de Fidel Castro. Muchas cosas están cambiando en Cuba últimamente. Silvio Rodríguez, tras una vida entera defendiendo lo indefendible, recientemente ha descubierto que en La Habana hay familias pobres. Pablo Milanés ha ido más allá y mencionó que estuvo preso, de 1965 a 1967, en una UMAP (Unidades Militares de Apoyo a la Producción) que eran los campos de concentración de corte stalinista que había en Cuba para que disidentes políticos, homosexuales y personas con creencias religiosas se reeducaran por medio de trabajos forzados. A estas alturas, Silvio Rodríguez quiere integrarse al grupo de los críticos y Pablo Milanés al de las víctimas. Con semejantes cambios de postura no me sorprendería que, en un futuro no muy lejano, la casona de El Birán deje de ser un museo en honor a la infancia de Fidel Castro y se convierta en un museo dedicado al espíritu emprendedor de don Ángel Castro Argiz.
Don Ángel Castro Argiz. 1875-1956. |
Se parece a Fidel Castro.....
ResponderBorrarSE PARECE A FIDEL CASTRO....CLARO ES SU PADRE...
ResponderBorrarInteresante historia
ResponderBorrarGracias Carlos Porras por tan interesante como, a mi modesto entender, objetiva reseña.
ResponderBorrarDonde puedo comprar este libro
ResponderBorrarMe pareció sumamente interesante el contraste entre Fidel Castro y su padre,¡las ironías de la vida, por Diós! ¿Cómo puede ser posible que un hombre que represente, en su totalidad, las cualidades del capitalismo llegue a tener un hijo tan irreverente a lo que representaba? No me lo explico.
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