viernes, 27 de febrero de 2015

El hacendado gallego don Ángel Castro Argiz, padre de Fidel Castro.

Todo el tiempo de los cedros. Paisaje
familiar de Fidel Castro Ruz. Katiuska
Blanco, Casa Editora Abril, Cuba, 2003.
Aunque Fidel Castro fue un dictador comunista y Francisco Franco fue un dictador fascista,  ambos personajes tienen varias características en común. Por su longevidad, ambos llegaron a ser fantasmas en vida y los dos perdieron su batalla contra el tiempo, al que no pudieron detener. En su último discurso, pronunciado en 1975, treinta años después de la derrota del fascismo, Franco seguía hablando de la "conspiración judeo masónica comunista que pretende destruir la civilización occidental". En Cuba, más de un cuarto de siglo después del desplome de lo que se llamó el socialismo real, siguen empeñados en sostener un sistema que generó pobreza, perpetró grandes atropellos contra la libertad individual y cuyo fracaso fue más que evidente. Franco pretendía que el calendario se detuviera en 1939 y Fidel en 1959, pero el tiempo siguió su marcha y sus respectivos países, convertidos en una muestra anacrónica de una realidad que el resto del mundo había dejado atrás, debieron esperar varios años para salir del prolongado paréntesis que la dictadura impuso en su historia.
Tanto los admiradores como los detractores de ambos personajes suelen concentrarse en lo acertado o erróneo de sus actos como gobernantes y, por ello, sus biografías generalmente arrancan a partir del momento en que se levantaron en armas, brindan poca información sobre sus años de infancia y juventud y no suelen ser generosas en detalles sobre su vida personal o familiar. Ambos dictadores alcanzaron una edad avanzada, por lo que sus vidas acabaron siendo más largas que sus biografías.
Francisco Franco y Fidel Castro comparten además su origen gallego. Franco nació en El Ferrol y Fidel Castro es hijo de don Ángel Castro Argiz, quien nació en Láncara, pequeña aldea de Lugo.
Lápida en la casa natal de don Ángel en Láncara.
Los diplomáticos cubanos suelen regalar libros y, hace ya bastantes años, Amado Riol Pírez, un simpático periodista cubano del Centro de Prensa Internacional de La Habana, que estuvo trabajando un tiempo en el Consulado cubano en Costa Rica, tuvo la gentileza de obsequiarme varias obras históricas y literarias recién publicadas en la isla. En el paquete venía Todo el tiempo de los cedros. Paisaje familiar de Fidel Castro Ruz de Katiuka Blanco. El libro, escrito con un estilo poético, romántico y bucólico, cuenta la historia de don Ángel Castro, el gallego que se enamoró de Cuba y logró fundar y hacer crecer la próspera hacienda El Birán, así como la de Lina Ruz, la joven muchachita campesina con quien don Ángel tuvo siete hijos, el tercero de los cuales fue el Fidel Castro que todos conocemos. Aunque, como dije, el libro está narrado en clave sentimental, salta a la vista que es fruto de una investigación minuciosa que incluyó, además de consultas en archivos, entrevistas con miembros de la familia y viejos trabajadores de la hacienda. En las páginas finales aparecen reproducciones de numerosos documentos y fotografías de gran interés. Naturalmente, por tratarse de un libro publicado en Cuba, hasta la más mínima anécdota de Fidel es presentada como heroica y admirable y, en las numerosas fotos familiares que se incluyen no aparece Juanita, la hermana de Fidel que, junto con miles de cubanos, abandonó la isla en los primeros años de la revolución y acabó radicada en Miami por no estar de acuerdo con el rumbo que estaba tomando el nuevo régimen. Las confiscaciones y expropiaciones eran lo de menos. Los arrestos arbitrarios, los juicios sumarios, los fusilamientos y los campos de concentración para reeducar a los disidentes fueron lo que horrorizó a todos los que huyeron al exilio, entre quienes iba la hermana menor del comandante.
Casa natal de don Ángel Castro Argiz. Láncara, Lugo, Galicia.
Pero hagamos a un lado a Fidel por un momento y concentrémonos en su padre, cuya historia es poco conocida. Don Ángel era un campesino pobre que apenas si sabía leer y escribir y no tenía un horizonte muy prometedor por delante. La guerra en Cuba, a finales del siglo XIX, le dio la oportunidad de cruzar el Atlántico. En aquellos años era práctica común que los hijos de familias ricas, al ser llamados a filas, les pagaran a un muchacho pobre para que fuera a la guerra en su lugar. Don Ángel fue uno de esos sustitutos.
En calidad de soldado, estuvo en Cuba de 1896 a 1898 y, a pesar de las crueles experiencias que debió haber vivido durante el conflicto, se enamoró de la isla. Al regresar a Galicia, aquel joven veinteañero había decidido radicarse en Cuba. Trabajó duro, ahorró todo lo que pudo y el día de su cumpleaños número treinta desembarcó en La Habana. No traía más que una maleta y sus sueños. Los primeros años fueron los más duros, pero logró contar con la solidaridad de muchos paisanos, ya que la migración de gallegos a Cuba a principios del Siglo XX fue enorme. En aquel tiempo, un hombre de treinta años ya era considerado viejo, pero don Ángel nunca le arrugó la cara al trabajo. Fue peón agrícola en haciendas y campamentos mineros. Su búsqueda de un mejor salario lo fue llevando cada vez más al oriente de la isla. Aficionado a las peleas de gallos, logró hacer algún dinero con esta actividad. Su hijo Raúl, quien sucedió a Fidel en el ejercicio del poder, es aficionado a los gallos de pelea desde niño.
La casona de la hacienda El Birán. Oriente. Cuba.
En Oriente, don Ángel encontró la oportunidad de convertirse en hacendado. Eran muchos los pequeños propietarios de aquellas tierras remotas que estaban dispuestos a vender sus fincas para irse a vivir a La Habana o a Santiago. Don Ángel, quien además de trabajador y ahorrativo era muy prudente y cuidadoso en el manejo del dinero, fue comprando propiedades primero con sus ahorros y luego recurriendo al crédito. Tuvo que endeudarse para lograr su sueño (en el libro constan los montos, plazos e intereses de los pagarés que firmó), pero gracias a la eficiente administración de sus activos y a su austero estilo de vida, pronto quedó libre de deudas y, al unir todas sus fincas en una sola hacienda, ya podía considerarse un hombre rico. Su prosperidad en gran medida se debió a que pudo convertirse en proveedor de caña de azúcar para la United Fruit Company, la poderosísima compañía fundada por Andrew Preston y Minor Cooper Keith
Algunos enemigos de Fidel Castro han pretendido crear una leyenda negra sobre la figura de don Ángel. Sostienen que don Ángel formó parte del batallón español, al mando del comandante Ciruela, que atacó e hirió mortalmente al prócer de la independencia Antonio Maceo, el 7 de diciembre de 1896. También afirman que don Ángel se hizo de sus tierras de manera truculenta y que fue un explotador de sus peones.
El vagón de don Ángel. OTE es la abreviatura de Oriente.
Sin embargo, todo parece indicar que estos ataques no tienen fundamento. No hay registros detallados de los soldados españoles en la guerra de Cuba que permitan ubicar las acciones en las que participaron. Don Ángel mantuvo excelentes relaciones con los hacendados vecinos, con la Compañía y con las autoridades locales. De hecho era un hombre que, además de una gran fortuna, llegó a gozar de gran prestigio. Prueba de ello es el tratamiento de don, bastante poco común en Cuba. A Fidel y a Raúl se les llama simplemente Fidel y Raúl. Pero don Ángel, desde antes del nacimiento de sus hijos, ya era don Ángel. Es verdad que no les pagaba el sueldo a sus peones con dinero en efectivo, sino con vales canjeables únicamente en el comisariato, la tienda y la cantina de su propiedad, de manera que el pago que les daba a sus trabajadores como patrón inevitablemente volvía a él como comerciante, pero esa práctica, establecida por la Compañía, era común en todas las grandes haciendas aisladas. Por otra parte, don Ángel creía en el progreso e instaló correo, telégrafo, escuela pública, energía eléctrica, tubería de agua y hasta un cine en su hacienda. Los trabajadores de El Birán vivían en casitas limpias y bien construidas, sus hijos tenían escuela y dispensario médico y, los días libres, disfrutaban de películas y peleas de gallos. 

El escritor Carlos Alberto Montaner, quien no deja pasar una semana sin publicar un severo artículo para criticar a Fidel Castro, en varias ocasiones refutó los argumentos de la campaña de desprestigio contra don Ángel que, en todo caso, nunca fue tomada muy en serio y acabó diluyéndose.
Además del cultivo de caña, que era el negocio principal, en El Birán se criaban vacas, cabras y cerdos; las gallinas ponedoras y los pollos de engorde eran numerosísimos; se elaboraba queso y  se cultivaban árboles frutales y hortalizas para el consumo doméstico. Al alcanzar una situación económica verdaderamente holgada, don Ángel, que siempre tuvo buenos gallos, se hizo además de excelentes caballos. 
La casa natal de don Ángel, en Galicia, era pequeña y estaba construida en piedra. En El Birán edificó una amplia y alta casona de madera, muy bien ventilada e iluminada. A los guajiros locales les sorprendió que don Ángel dispusiera que vacas, cerdos, cabras y gallinas se ubicaran bajo el piso de su vivienda, protección que, en el trópico sin crudo invierno, además de extraña era innecesaria. 
Otra afición de don Ángel era sembrar árboles y los alrededores de El Birán se llenaron de bosques de cedros que el patrón veía crecer con gran alegría.
Fidel, en El Birán, ante el retrato de sus padres. Los mejo-
res amigos de don Ángel en Cuba eran Fidel Pino Santos,
su socio, y el cónsul haitiano Hippólite Hibbert. Se dice
que en honor a ellos, el tercer hijo de don Ángel con Lina
Ruz se llama Fidel Hipólito. Otros dicen que se llama Fidel
Alejandro. Pero en el libro de Katiuska Blanco aparece
una fotografía de su diploma escolar con el nombre
de Fidel Casiano Castro Ruz.
Don Ángel contrajo matrimonio con la maestra María Luisa Argota en 1911 y, entre 1913 y 1918, de esa unión nacieron cinco hijos.  La pareja se divorció en 1925, cuando don Ángel ya tenía dos hijos, Angelita (1923-2012) y Ramón (1924), con Lina Ruz González, una muchacha veintiocho años menor que él que trabajaba en su casa. Más tarde nacerían Fidel (1926), Raúl (1931), Juanita (1933), Enma (1935) y Agustina (1938).
Con Generosa Mendoza, don Ángel procreó a su hijo Martín, nacido en 1930.
La vida de don Ángel y Lina fue feliz. Eran personas de gustos e ideas sencillas, satisfechos con la vida aislada y próspera en El Birán. Todos sus hijos hicieron la primaria en la escuela pública de la hacienda junto con los hijos de los peones. El mayor, Ramón, verdaderamente disfrutaba participar en la administración de El Birán y acabó convirtiéndose en el gran apoyo de don Ángel, quien, inevitablemente, estaba envejeciendo. Ramón, al igual que sus otros hermanos, realizó su educación secundaria en colegios religiosos privados pero en vez de ir a la universidad prefirió quedarse en la finca ayudando a sus padres.
Las mujeres estudiaron en colegios de monjas en Santiago y Fidel y Raúl fueron a la Universidad de La Habana. Muy pronto Fidel, joven estudiante de Derecho, se involucró en la convulsa y agitada vida política de la capital cubana, que se desarrollaba en un agitado y violento debate permanente. En La Habana, por ese entonces, abundaban oradores callejeros, protestas, manifestaciones, discusiones y discursos interminables, alianzas, complots y componendas. Definitivamente, el revuelto y acalorado ambiente habanero era algo muy distinto a la vida austera y tranquila de El Birán. Fidel se involucró en la política de manera apasionada y activa a tiempo completo. Por andar en mitines, asambleas y reuniones de comités, no disponía ni de un minuto para trabajar. Con su título de abogado, casado y con un hijo, seguía viviendo del dinero que le enviaba don Ángel. Fidel no heredó los hábitos austeros de su padre y su viaje de bodas fue una prolongada estadía de varios meses en Nueva York.
Todos sabemos lo que vino luego. El asalto al Cuartel Moncada en 1953, por el que Fidel fue a la cárcel y, luego, al exilio.
Don Ángel Castro Arguiz murió de una obstrucción intestinal el 21 de octubre de 1956. Curiosamente, Fidel, a los ochenta años, la misma edad a la que falleció su padre, tuvo la misma enfermedad.
La muerte de don Ángel ocurrió cuarenta y dos días antes de que Fidel regresara clandestinamente a Cuba para iniciar su lucha armada. Vale la pena mencionar que las autoridades militares del gobierno de Batista nunca molestaron a Lina ni a Ramón. Fidel y Raúl estaban en la Sierra como guerrilleros rebeldes, pero Lina y Ramón, su madre y su hermano, eran hacendados que hacían negocios sin meterse en política.
Después del triunfo de la revolución, han circulado versiones en las que Lina y Ramón aparecen como revolucionarios muy activos pero, al igual que en el caso de la leyenda negra de don Ángel, pareciera que esas versiones son más propagandísticas que históricas.
El libro Todo el tiempo de los cedros, de Katiuska Blanco, se concentra en la historia de amor de don Ángel y Lina, en su experiencia al frente de El Birán y en la infancia y juventud de Fidel Castro. Naturalmente, mucho de lo que he mencionado en esta nota lo he tomado de otras fuentes ya que en este libro, como en cualquier otro publicado en Cuba, la persona de Fidel, así como todo lo que haga o diga, es tratado en tono reverencial. Sin embargo, a pesar de esta comprensible limitación, el libro brinda un atractivo retrato de don Ángel Castro, que es el héroe de esta historia. Engendrar a Fidel Castro no es, ni de lejos, lo más destacable en la vida de don Ángel. Su hijo, en todo caso, no se le parece. Don Ángel era callado, discreto, sencillo, trabajador, ahorrativo, buen administrador y, aunque esta es una palabra que no les gusta a los comunistas, fue un hombre exitoso. Al llegar a Cuba, don Ángel no tenía estudios, ni dinero, ni amigos. Solamente tenía un sueño. Su fortuna no se debió a un golpe de suerte. Fue el fruto de años de trabajo duro, de ahorro, de prudencia, de austeridad y de disciplina. Don Ángel supo descubrir  y aprovechar las oportunidades que la vida le puso por delante. En Estados Unidos, a personajes como él los llaman self made men,  hombres que se hacen a sí mismos, personas emprendedoras de origen humilde que logran formar un gran patrimonio a base de esfuerzo. Los self made men, curiosamente, son los héroes del capitalismo. Don Ángel tuvo que trabajar en el campo en Galicia durante años para reunir el dinero necesario para viajar a Cuba. No tuvo, como su hijo Fidel, un padre que lo matriculara en colegios privados, lo enviara a la universidad, le financiara una estadía de meses en Nueva York a todo lujo y lo mantuviera después de graduado y casado. Por algo se dice que entre los millonarios, los magnates fundadores por lo general son simpáticos, mientras que sus herederos con frecuencia son antipáticos. El que empezó sin nada sabe lo mucho que cuesta hacerse de un patrimonio, pero el que se lo encontró hecho piensa que la vida es fácil.
Don Ángel llegó a Cuba con una maleta y, al morir, dejó un capital de seis millones de dólares. No tengo una idea exacta de cuánto sería el equivalente de seis millones de dólares de 1956 en la actualidad. Tampoco me interesa averiguarlo. Lo importante es que don Ángel empezó de cero.
Los admiradores de Fidel le elogian que, al expropiar a los terratenientes, para darles parcelas a los campesinos, repartió hasta la hacienda El Birán, patrimonio suyo, de su madre y de sus hermanos. Sus adversarios, por el contrario, afirman que Fidel, al destruir todo lo que en Cuba era productivo, destruyó hasta aquello que con tanto esfuerzo levantó su padre.
En la Cuba de Fidel, desaparecieron tanto las haciendas como las compañías agroindustriales privadas. La agricultura de planificación estatal centralizada tuvo en Cuba las mismas consecuencias que en la Unión Soviética y Europa del Este. Afortunadamente, don Ángel no vivió para verlo. Lina murió muy dolida porque su hijo Fidel desmembrara El Birán, fruto del esfuerzo de su marido.
El hijo menor de Fidel Castro, Ángel Castro Soto,
nacido en 1974, lleva el nombre de su abuelo.
Hay quienes dicen que la manía por el poder absoluto de Fidel Castro se puede rastrear en su infancia y juventud. En El Birán, donde Fidel nació y pasó su infancia, el patrón era don Ángel, se hacía lo que él decía y se acabó. En los colegios religiosos donde estudió en su juventud, el director era la máxima autoridad, se hacía lo que el director dijera y se acabó. Los gobiernos de Cuba, salvo honrosos y breves intentos democráticos, se caracterizaron por ser autoritarios y represivos. Como nunca tuvo la oportunidad de conocer la democracia, Fidel gobernó su país durante medio siglo como si fuera su finca.
En El Birán, actualmente, no hay tantos cultivos ni tanto ganado como en los tiempos de don Ángel, pero los árboles que sembró el viejo gallego siguen en pie. La casona fue restaurada para ser convertida en un museo dedicado a la infancia y juventud de Fidel Castro. Muchas cosas están cambiando en Cuba últimamente. Silvio Rodríguez, tras una vida entera defendiendo lo indefendible, recientemente ha descubierto que en La Habana hay familias pobres. Pablo Milanés ha ido más allá y mencionó que estuvo preso, de 1965 a 1967, en una UMAP (Unidades Militares de Apoyo a la Producción) que eran los campos de concentración de corte stalinista que había en Cuba para que disidentes políticos, homosexuales y personas con creencias religiosas se reeducaran por medio de trabajos forzados. A estas alturas, Silvio Rodríguez quiere integrarse al grupo de los críticos y Pablo Milanés al de las víctimas.  Con semejantes cambios de postura no me sorprendería que, en un futuro no muy lejano, la casona de El Birán deje de ser un museo en honor a la infancia de Fidel Castro y se convierta en un museo dedicado al espíritu emprendedor de don Ángel Castro Argiz.

Don Ángel Castro Argiz. 1875-1956.
INSC: 1935

6 comentarios:

  1. SE PARECE A FIDEL CASTRO....CLARO ES SU PADRE...

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  2. Gracias Carlos Porras por tan interesante como, a mi modesto entender, objetiva reseña.

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  3. Me pareció sumamente interesante el contraste entre Fidel Castro y su padre,¡las ironías de la vida, por Diós! ¿Cómo puede ser posible que un hombre que represente, en su totalidad, las cualidades del capitalismo llegue a tener un hijo tan irreverente a lo que representaba? No me lo explico.

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