Historias imprescindibles para los amantes de los viajes. Alberto Granados, Aguilar, España, 2013. |
Para no andarme con rodeos lo diré de una vez: leer este libro fue una auténtica desilusión. El título es atractivo, el texto de la tapa llama la atención y el índice parece ser prometedor. Sin embargo, el contenido del libro es verdaderamente hueco.
Para empezar, no hay historias, sino solamente abundantes datos tan curiosos como escuetos. No me queda claro qué quiso lograr Alberto Granados con este libro ni a qué clase de público pretendía dirigirse.
Historias imprescindibles para los amantes de los viajes está dividido en varios apartados. El único medianamente rescatable es el primero, en que consigna breves biografías de grandes viajeros como Marco Polo, Cristóbal Colón, Magallanes, David Livingston y otros. Curiosamente, no incluyó a Humboldt, Darwin o Burton pero, en todo caso, la información que brinda es más o menos la misma que cualquiera podría encontrar en una breve búsqueda en Internet.
Tras las minibiografías, vienen unas notas sobre el puente más largo del mundo, las cataratas más altas, la ciudad más poblada, el lago más profundo y otras por el estilo. Leer un recuento de datos, no es precisamente una lectura fascinante y si a ello le sumamos la molestia de tropezar frecuentemente con errores, incoherencias e inexactitudes, la lectura se convierte en un verdadero fastidio. Al referirse a los ríos más largos del mundo, coloca al Amazonas en primer lugar, al Nilo en segundo y al Mississippi en tercero. Pero, al consignar la extensión, anota que el Nilo mide 6.627 km. y el Mississippi 6.800 km. En la página 56 dice que en el Amazonas viven más de mil especies distintas de peces y, en la página 58, dice que son más de tres mil.
El recuento que hace de las cruzadas es acelerado y puramente informativo, mientras que la nota sobre la ruta 66 parece sacada de Lonely Planet, ya que viene hasta con recomendaciones de sitios interesantes que visitar. Vienen luego apartados dedicados a trenes, barcos, aviones, hoteles y museos. Cansado de leer datos y más datos, me salté la la lista de hoteles de siete estrellas.
¿Qué clase de libro es este? ¿Una colección de relatos de viajes? No. ¿Una guía práctica? Tampoco. Es simplemente una recopilación de datos curiosos más o menos organizados de manera temática, aunque recopilados sin confirmación ni cuidado. Según el libro, el tren transiberiano une a Rusia con Vladivostok, cuando todo el mundo sabe que Vladivostok está en Rusia.
Aunque tenía un libro en las manos, me parecía estar leyendo una revista en la peluquería. Lo único que leía eran datos que me entretenían pero que no tomaba en serio. Este no es un libro para leer sino para hojear (pasar las hojas) y ojear (pasar los ojos).
Hay un viejo chiste en que un hombre se encuentra a su amigo leyendo un libro grueso. "¿Qué estás leyendo?" le pregunta. "El diccionario." Responde el amigo. "¿Y qué tal va la lectura?". "Pues más o menos, porque apenas se pone interesante, cambia de tema."
Leer este libro me hizo sentirme tan defraudado (y hasta tan tonto) como el lector del diccionario. Lo que más me ha asombrado de este libro es su ligereza. Es muy fácil dedicarse a recopilar datos y, sin tomarse la molestia de confirmarlos, armar un libro de trescientas páginas, ponerle un título llamativo y atrapar lectores curiosos e incautos. No conozco a Alberto Granados quien, según la información de la solapa, es un conocido periodista de la Cadena SER en España. Este es el primer libro suyo que leo y, muy probablemente, el último. Al que sí conozco, y respeto, es al sello editorial Aguilar que, antes de este, ya le ha publicado a Granados cuatro libros. Los periodistas tienen caras y nombres y conocidos y, cuando publican un libro, por lo general logran buenas ventas. Comprendo que las editoriales estén dispuestas a publicar libros de periodistas populares pero cuando una editorial, como en el caso de Aguilar, ha alcanzado prestigio, no debería ponerlo en riesgo.
INSC: 2692
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