miércoles, 8 de abril de 2015

El retrato de Dorian Gray. Única novela de Oscar Wilde.

El retrato de Dorian Gray. Oscar Wilde.
Salvat, España, 1970
El pintor Basil Hallward, profundamente impresionado por la belleza juvenil de Dorian Gray, le hace un retrato en que logra plasmar, además de su lozana imagen, la pureza y candidez de su alma. Dorian Gray, además de apuesto, es ingenuo, inocentón y de nobles sentimientos. Basil está orgulloso de su obra en la que, dice, ha puesto mucho de sí mismo. Su amigo, Lord Henry Wotton, se burla de la afirmación del artista, ya que el joven retratado en el lienzo es un Adonis y el pintor está muy lejos de parecérsele. Basil le explica que más allá de la imagen, ha logrado vertir en ella de forma particularmente intensa sus sentimientos más profundos.
Aunque es amigo de ambos, Basil no quiere que Lord Henry y Dorian se conozcan. Dorian, ya se dijo, es un muchachito inocente y noble que da sus primeros pasos en la vida. Lord Henry es un viejo aristócrata lleno de misterios, cínico, escéptico, de ironía punzante y, aunque es un hombre culto, refinado y encantador, no es precisamente un dechado de virtudes. Su escala de valores está diametralmente opuesta a la de la sociedad en que se desenvuelve. Suele desdeñar las preocupaciones profundas y prestarle gran atención a las más mínimas frivolidades. En su opinión, el placer es una prioridad antes que el deber, los jóvenes son más sabios que los viejos porque están delante en la vida y la belleza es un atributo más valioso que la inteligencia. Las sentencias lapidarias de Lord Henry generan risas nerviosas en las reuniones sociales porque, más que convincentes, suenan como indiscutibles.
Basil cree que Lord Henry sería una mala influencia para Dorian. Sin embargo, por un encuentro casual en su propio estudio, el pintor se ve obligado a presentarlos. Lord Henry, al elogiar el juvenil aspecto de Dorian, logra hacerlo sentir celos por el retrato. Inevitablemente, Dorian irá envejeciendo mientras el retrato se mantendrá siempre joven. En algún momento, por tanto, contemplar su propio retrato, más que placer le producirá envidia. "En un mes", le dice, "ya el retrato será más joven que usted".
Para tristeza de Basil, Dorian y Lord Henry se hacen buenos amigos y, tal y como había supuesto, la influencia del aristócrata de alguna manera empujó a Dorian por caminos oscuros. Poco a poco Dorian fue convirtiéndose en un hombre egoísta, frívolo y sin escrúpulos, pero su belleza se mantenía tan lozana y fresca como cuando era un inocente joven puritano. Un noche, tras un percance trágico, Dorian descubre en su retrato una mueca desagradable. Poco a poco iría notando más cambios. Cuando se percató que el retrato estaba envejeciendo mientras que él se mantenía joven, lo descolgó del salón y lo almacenó bajo llave en un recinto al que solamente él tenía acceso. De vez en cuando iba a verlo. Su deteriorado aspecto era consecuencia de la vida que llevaba. Pero, frente al espejo, Dorian era el mismo de siempre. Una vez, un hombre que había jurado matarlo se lo encontró en la calle pero, al tenerlo al frente, lo dejó ir. La afrenta que quería cobrar había ocurrido hacía muchos años y aquel muchacho, aunque era idéntico al que odiaba, no podía ser quien andaba buscando.
La novela El retrato de Dorian Gray, de Oscar Wilde, fue publicada en la revista mensual Lippincotts en 1890. La versión definitiva, ampliada y corregida, apareció como libro al año siguiente y, desde entonces, no ha dejado de ser leída y comentada.   Además de ser un relato fascinante, esta obra es también todo un manifiesto estético y filosófico. Irónicamente, a pesar del protagonismo constante de Lord Henry y sus sentencias provocadoras, es también, de alguna forma, una obra de intención moralista. 
Jorge Luis Borges le criticaba a esta novela la abrumadora saturación de epigramas y el excesivo lujo. Ciertamente las numerosas páginas que dedica a determinados temas como los perfumes, los rituales sagrados y las piedras preciosas, pueden resultar una lectura un tanto pesada. Las frases lapidarias de Lord Henry son tan contundentes, numerosas y frecuentes que apenas dejan tregua para asimilarlas.  
Sin embargo esta novela, como el propio Dorian Gray, se mantiene joven y fresca a pesar de los años. Ha sido una lectura placentera e imprescindible durante ya más de un siglo y son muchos los nuevos lectores que se acercan a ella para sumergirse en su mundo que es tan refinado como grotesco, tan brutal como fantástico.
Por lo general, las novelas suelen publicarse sin preámbulos. El capítulo uno aparece inmediatamente después de la portada. En una novela, las palabras preliminares sobran. Pero esta regla, como todas, tiene sus excepciones. El prólogo de Alejo Carpentier a su novela El reino de este mundo, o el de Guy de Maupassant a Pedro y Juan son imprescindibles. Así mismo, el prefacio introductorio de Oscar Wilde a El retrato de Dorian Gray es un documento que no puede pasarse por alto. En estos tres libros, tanto la crítica como el público han rechazado las ediciones que omiten las páginas introductorias por ofrecer una obra mutilada.
Oscar Wilde, como se sabe, escribía cuentos y obras de teatro. El retrato de Dorian Gray es su única novela. Escribir una novela es crear un mundo. Logro difícil y complejo que muchos autores de grandes méritos han tardado en alcanzar o no han logrado del todo. Por eso siempre me han impresionado quienes han logrado crear una gran novela en su primer y único intento. Emily Bronte y Margaret Mitchel, por citar un par de ejemplos, solamente escribieron un libro, Cumbres Borrascosas Lo que el viento se llevó. Roque Dalton, poeta y ensayista, también escribió una única y formidable novela Pobrecito poeta que era yo.
Volviendo al retrato de Dorian Gray, pese a su trama llena de crímenes y excesos, cerca del final, en un diálogo tan breve que hasta puede pasar inadvertido, aparece la nota moralista.
Lord Henry, conversando con Dorian, como quien no le da importancia al asunto le dice: "¿De qué le sirve al hombre ganar todo el mundo si pierde... ¿Cómo sigue la frase?"
Dorian, sorprendido, se sobresalta: "¿Por qué me lo pregunta a mí?"
Y Lord Henry simplemente suspira: "Porque creo que usted podría contestarme."
INSC: 0708
Oscar Wilde. (1854-1900) Autor de poemas, cuentos, obras de teatro y una única
novela El retrato de Dorian Gray.

1 comentario:

  1. Magnífica reseña! Gracias
    Le dejo el enlace a la mía. Espero su opinión, si le apetece. Gracias
    Record de puja en la subasta del retrato de Dorian Gray!!
    http://noninaclasicosdeaventura.blogspot.com.es/2015/04/12-el-retrato-de-dorian-gray-oscar-wilde.html

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