domingo, 13 de agosto de 2017

La obra en prosa de Eunice Odio.

La obra en prosa de Eunice Odio.
Rima de Vallbona. Editorial Costa Rica
Costa Rica, 1980
Aunque su vida fue corta y solamente llegó a publicar tres libros de poesía, Eunice Odio ha llegado a ser considerada una de las grandes figuras de la literatura costarricense. Se le han erigido dos monumentos, uno en la Facultad de Letras de la Universidad de Costa Rica y otro en los jardines del Teatro Nacional. En los años noventa, su nombre identificó a un memorable taller de poesía activa en que figuraron valiosos escritores jóvenes del momento. Convertida en figura de referencia, cada cierto tiempo algún artículo mantiene despierto el interés por esta gran escritora. Su poesía, pese a lo enigmática que pueda resultar en ciertos momentos, no deja de cautivar a los lectores que entran en contacto con ella.
En una de sus cartas, Eunice comentó, con cierta amargura y hasta resentimiento, que Octavio Paz le dijo "en el colmo de la solemnidad", que su poesía, como la de Blake, Saint John o Pound, al crear una mitología propia, es de la que nadie entiende hasta años, o incluso siglos, después de que los autores han muerto.
Lamentablemente y sin que hubiera que esperar tanto, la poesía de Eunice Odio empezó a ser conocida en Costa Rica cuando ella ya había fallecido.
Nacida en San José, en 1919, Eunice fue una niña curiosa e inquieta que, desde muy pequeña, solía escaparse de la casa para explorar el mundo. Aunque la ciudad de San José no pasaba de ser un pueblo grande en que todos se conocían, sus padres sufrían cada vez que tenían que salir a buscarla. Sin embargo, en cuanto aprendió a leer, dejó de vagabundear sola por las calles y comenzó a sumergirse en el mundo de los libros. Pocos años después de la muerte de su madre, Eunice, muy joven aún, contrajo matrimonio pero la unión no duró mucho.
En 1945, como casi todos los jóvenes inquietos de su generación, publicó algunos escritos suyos en el Repertorio Americano que dirigía don Joaquín García Monge. 
Su primer libro de poesía. Los elementos terrestres (1948), ganó un premio centroamericano en Guatemala. Eunice fue a recogerlo y, fascinada por la intensa actividad social y cultural del gobierno del Dr. Juan José Arévalo. se estableció en Guatemala de 1948 a 1953. Adoptó la ciudadanía guatemalteca, viajó por todo el istmo centroamericano, entabló amistad con Claudia Lars, Miguel Angel Asturias, Augusto Monterroso y Otto Raúl González, y hasta participó activamente en política. En Guatemala, escribió su segundo libro Zona en territorio del alba, que acabaría siendo publicado en Argentina en 1953. Desilusionada de la izquierda guatemalteca del Dr. Arévalo y de su sucesor, el Dr. Arbenz, Eunice se trasladó a vivir a México, país del que también adoptó la nacionalidad y donde escribió su tercer libro, considerado por muchos su obra maestra, El tránsito de fuego, que fue publicado en El Salvador en 1957.
Eunice Odio en su vestido de novia.
Eunice Odio se marchó de Costa Rica cuando era joven y nunca regresó. Los costarricenses, por su parte, le perdieron la pista y, como ya se dijo, su obra empezó a ser conocida en el país cuando ya ella había muerto. Hay quienes han interpretado esta circunstancia como un conflicto entre la escritora y sus coterráneos. En una de sus cartas, Eunice se refiere a sus paisanos como "los costarrisibles", pero el asunto se ha sobredimensionado. Es verdad que Eunice fue severa y tajante en su ensayo sobre la historia de Costa Rica, pero también lo fue al referirse a la realidad de Guatemala o de México, los tres países de los que fue ciudadana. Tenía una mente con gran sentido crítico y no se andaba con rodeos a la hora de expresar sus opiniones. Sin embargo, sus argumentaciones siempre fueron inteligentemente sustentadas y nunca se rebajaron al nivel de resentimientos personales que otros han querido encontrar en sus escritos. De hecho, Eunice estaba muy ilusionada con publicar en Costa Rica y revisó personalmente las pruebas de Territorio del alba y otros poemas, el primer libro suyo que iba a aparecer en el país, editado por EDUCA. Lamentablemente, no pudo llegar a verlo a impreso. En la triste fecha del 23 de marzo de 1974, Eunice fue encontrada muerta en su apartamento de la ciudad de México. El único poema suyo, publicado durante su vida en Costa Rica, fue Proyecto de un caballo, incluido en la antología Poesía Contemporánea de Costa Rica, compilada por Carlos Rafael Duverrán y editada por la Editorial Costa Rica en 1973.
Si Eunice no recibió en su país natal la atención que se merecía, se podrían encontrar otros motivos para explicarlo, además de su ausencia. Aunque las creadoras de leyendas han querido pintarla como mujer rebelde, Eunice se declaraba antifeminista, defendía valores familiares tradicionales y consideraba una farsa y una majadería los resentimientos de las mujeres contra la sociedad en que fueron criadas. Rechazaba también el compromiso político en la obra literaria y, a pesar de sus juveniles simpatías por los gobiernos de izquierda en Guatemala, pronto se desencantó de sueños revolucionarios y llegó a manifestar que la simpatías por el comunismo eran una forma ingenua o perversa de promover una tiranía totalitaria. Por otra parte, su poesía, misteriosa y llena de símbolos, se asomaba, hasta en sus episodios eróticos, a un mundo místico lleno de referencias mitológicas, mágicas y bíblicas.
Ella misma dijo: "Tal como entiendo el poeta, es lo contrario de un buscador de sí mismo. El poeta anda buscando a Dios y solo lo encuentra en el fondo de todos los hombres. Y solo es poeta cuando sabe de todos los hombres posibles."
En El tránsito de fuego,  llegó a inventar la palabra pluránimo, porque: "Si un poeta no es la suma de todas las almas, va mal."
Pues bien, una escritora que no era ni feminista ni de izquierdas y cuyos poemas, además, tenían un alto contenido espiritual y estaban construidos con imágenes misteriosas, no calzaba precisamente con el tipo de literatura que se elogiaba en los años sesentas y setentas. Solamente quienes pudieron elevar su visión más allá de la moda del momento, fueron capaces de reconocer en la poesía de Eunice Odio la gran riqueza, belleza y sabiduría que de que estaba llena.
De la poesía no se vive y, por eso, todos los poetas tienen otro oficio. Tanto en Guatemala como en México, Eunice trabajó como periodista. La reconocida investigadora literaria Rima de Vallbona, escuchó por primera vez el nombre de Eunice Odio en labios de un profesor de la Universidad de Middbury, en el Estado de Vermont, cerca de la frontera con Canadá. Hasta allá había llegado la fama de esta escritora a quien los costarricenses desconocían. Deslumbrada al descubrir la obra de esta compatriota de la que no tenía noticias previas, se puso a rastrear, además de sus poemas, sus artículos periodísticos y, en 1980, publicó La obra en prosa de Eunice Odio, en que aparecen ensayos, reseñas de libros, relatos y algunas de las muchas cartas que Eunice le escribió a su amigo, el editor venezolano Juan Lizcano.
Eunice Odio. (1919-1974)
Lamentablemente, el libro no incluye el ensayo que publicó en 1948 sobre la historia de Costa Rica, que es en verdad valioso. Además, como la gran mayoría de obras que se han publicado sobre Eunice, comete el error de ubicar su nacimiento en 1922, cuando en realidad tuvo lugar en 1919. Pero, aparte de estos dos pequeños detalles, el libro es una buena muestra de la amplia cultura, la clara inteligencia, el fuerte temperamento y el estilo contundente y sincero de esta gran escritora costarricense.
En sus comentarios sobre arte y literatura, tanto los elogios como los reclamos están sólidamente argumentados. Fustiga a Siquerios y denuncia que el muralismo mexicano ha llegado a un punto de estancamiento. La reseña que hace de Estirpe Sangrienta, de Pedro Joaquín Chamorro, es tan amplia como emotiva. Al comentar Las buenas conciencias, de Carlos Fuentes, considera que, tras La región más transparente, en esta segunda novela hay un progreso evidente y cierra diciendo que Fuentes, "bien podría depararnos algo que, viéndolo bien, no sería del todo una sorpresa."
Logra ser punzante, irónica y hasta humorística, cuando la situación lo amerita. Al comentar los cuentos de la escritora Guadalupe Amor, (cuyo apellido es antónimo al suyo) los califica como "genuina cursilería" e invita a verla hundirse en "un pantano de mermelada". Sus cuentos, dice, "son, ni más ni menos, chismes de diversos matices y del peor gusto. Homosexuales, solteronas, amantes frustradas, desfilan por el libro, no como una galería de títeres -¡ojalá lo fueran!- sino como una colección de trajes y sombreros pasados de moda,"
La poesía de Eunice Odio, por su complejidad y riqueza simbólica, es posible que requiera algún tipo de esfuerzo, o al menos voluntad y apertura, para entrar en sintonía con ella. Pero sus ensayos, relatos y reseñas son de una contundencia transparente. En cada página, no desaprovecha la oportunidad de compartir su manera personal de comprender el arte, en general, y la literatura, en particular.
En poesía, afirma, oscuro es lo que no trasciende. Hay obras que se llaman oscuras, pero son más bien difíciles de penetrar. Eunice Odio descreía en el arte a la moda, en el éxito taquillero, en seguir la cantaleta del momento. Más que complacer al lector con un texto entretenido, amigable y de fácil digestión, prefería invitarlo a realizar un pequeño esfuerzo por alcanzar una sintonía que acabaría deparándole emociones intensas y reflexiones profundas.
INSC: 1185

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...