Polvo de Ángel. Cynara Michelle Medina. 400 Elefantes. Nicaragua. 2002. |
Polvo de Ángel, es un libro de apenas cuarenta y un páginas que recoge ocho relatos de temas diversos pero de similar estilo. Su lectura es en verdad placentera gracias a su prosa fluida y concisa que no entra en complicaciones innecesarias ni cae en la tentación de soltar derroches de habilidad o de sapiencia. Es un libro sólido y depurado al que no se le podría señalar ningún elemento puramente accesorio.
Desde el inicio, el libro arranca con el pie derecho. El primer cuento, titulado El espantapájaros es realmente conmovedor. En este relato conocemos a Chan, un personaje de edad indeterminada cuya vida consiste en cuidar que sus árboles frutales no sean saqueados ni por pájaros, ni por ladrones, ni por insectos. Una niña curiosa, en alguna medida tan solitaria y diferente a los demás como el propio Chan, tenía al huerto como su refugio favorito simplemente porque le gustaba subirse a los árboles para observar los techos de las casas. Chan creía que la niña iba a robarle ya que, por más que ella se lo repitiera una y otra vez, para él era inconcebible que hubiera alguien a quien no le gustaran las frutas. La niña acabó convirtiéndose en amiga del agricultor y, al verla ayudándole en las labores del huerto, los lectores tenemos la oportunidad de ser testigos de una bella historia en la que aprendemos que la amistad, cuando es verdadera, llega a ser eterna ya que ni siquiera la ausencia del ser querido logra ponerle fin. La huella que dejan las personas que verdaderamente llegan a ser importantes en nuestras vidas, es tan duradera como la vida misma.
Estos cuentos de Cynara Michelle Medina se desarrollan serenamente, sin sobresaltos ni picos de tensión. No hay en ellos párrafos desgarrados ni sal sobre la herida. La calma con que plantea los cuentos es la misma con la que los desarrolla y los cierra. Cada cuento captura un instante, o un periodo, en que todo lo que se observa llega a ser tan importante como lo que ocurre. Hay, en todos los relatos, una profunda sensación de soledad que la autora, sin necesidad de proclamarla expícitamente, sino solamente insinuándola con sutileza, logró hacerla evidente.
Todos los protagonistas de los cuentos son solitarios que, de alguna manera, han logrado llegar a ser importantes en la vida de otros y, también, han encontrado a otros que llegan a ser importantes en las suyas.
Ya se trate del ángel de la guarda cuyas alas le provocan alergia a quien tiene que proteger, o del niño que, antes de nacer, mientras estaba en compañía de otros nonatos, descubrió que en su vientre le estaba naciendo un cordón umbilical que lo uniría toda la vida a un alma, los personajes que llenan las páginas de este libro asombran por su nobleza y su dulzura. Todos ellos, sin embargo, dan la impresión de estar aislados dentro de una burbuja individual que es y seguirá siendo impenetrable a pesar de la voluntad de aproximación propia o ajena.
El libro incluye una serie de microrrelatos agrupadas bajo el título Postales de París que son historias mínimas, brevísimas, en las que a partir de la observación de pequeños detalles, logra descubrir un trasfondo amplio y enigmático.
Polvo de Ángel es el primer libro de cuentos de Cynara Michelle Medina y fue editado por la revista 400 Elefantes en el año 2002. El libro trae un hermoso prólogo de Blanca Castellón. A Cynara le he perdido la pista. No sé qué habrá sido de ella ni si habrá publicado más libros. En verdad espero que siga escribiendo y no pierdo la esperanza de tener noticias suyas en algún momento. En sus relatos, los encuentros son fugaces y accidentales, pero dejan huella. Los detalles más insignificantes llegan a ser memorables. Cada vez que leo estos cuentos me parece que mi encuentro con el libro parece salido de sus páginas. Un lector curioso tiene una conversación brevísima con una joven escritora que acaba de publicar su primer libro. Ella, gentilmente, le obsequia y le firma un ejemplar y, tras menos de media hora de charla, no vuelven a verse nunca más.
INSC: 1356
Carlos, todavia existo.
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