Epigramas. Ernesto Cardenal. Anamá, Nicaraga, 1997. El dibujo de la portada es el retrato que le hizo Francisco Amighetti a Ernesto Cardenal, en México en 1947. |
El poeta Ernesto Cardenal, nacido en Granada, Nicaragua, el 20 de enero de 1925, próximamente cumplirá noventa años de edad. En otra entrada de este blog me referí a su libro En Cuba. Sus libros de memorias Vida perdida, Los años de Granada y La revolución perdida, brindan valiosas claves para comprender su vida de poeta, sacerdote y revolucionario que está íntimamente ligada, en sus tres facetas, a la historia de su país. Su obra poética es amplia y diversa porque durante más de medio siglo el padre Cardenal no ha dejado de escribir ni de explorar. Sin embargo, como una forma de celebrar sus noventa años, he vuelto a repasar sus poemas más conocidos: Epigramas y Oración por Marilyn Monroe.
En América Latina, prácticamente todos los jovenes enamorados amantes de la poesía los recitan de memoria. A fin de cuentas, con otros nombres distintos, todos hemos tenido una Claudia que se adueñó de nuestros sueños, pero a la que nunca pudimos conquistar.
Te doy, Claudia, estos versos, porque tú eres su dueña.
Los he escrito sencillos para que tú los entiendas.
Son para ti solamente, pero si a ti no te interesan,
un día se divulgarán tal vez por toda Hispanoamérica...
Y si al amor que los dictó, tú también lo desprecias,
otras soñarán con ese amor que no fue para ellas.
Y tal vez verás, Claudia, que estos poemas,
(escritos para conquistarte a ti) despiertan
en otras parejas enamoradas que los lean
los besos que en ti no despertó el poeta.
Al perderte yo a ti tú y yo hemos perdido:
yo porque tú eras lo que yo más amaba
y tú porque yo era el que te amaba más.
Pero de nosotros dos tú pierdes más que yo:
porque yo podré amar a otras como te amaba a ti
pero a ti no te amarán como te amaba yo.
Muchachas que algún día leáis emocionadas estos versos
y soñéis con un poeta:
sabed que yo los hice para una como vosotras
y que fue en vano.
Esta será mi venganza:
Que un día llegue a tus manos el libro de un poeta famoso
y leas estas líneas que el autor escribió para ti
y tú no lo sepas.
Tú estás orgullosa de mis versos
pero no porque yo los escribí
sino porque tú los inspirastes tú
y a pesar de que fueron contra ti:
Tú pudiste inspirar mejor poesía.
Tú pudiste inspirar mejor poesía.
A los noventa años, lee en tablet y acaba de abrir su cuenta de Twitter. |
Además de poeta y sacerdote, Cardenal tuvo una tercera vocación: la de revolucionario. Fundó la legendaria comunidad en la isla de Solentiname y predicó un siempre un cristianismo que anunciaba el Reino de Dios denunciando las injusticias. Cuando cayó la dictadura de Somoza y el Frente Sandinista tomó el poder Cardenal, como Ministro de Cultura, realizó una gran labor en la promoción de la música, el teatro, la pintura, la artesanía y, muy especialmente, de la poesía. En Nicaragua había talleres de poesía no solo en círculos académicos e intelectuales, sino entre campesinos, amas de casa y trabajadores de la ciudad. Mientras su hermano Fernando, sacerdote jesuita, como Ministro de Educación, estaba a cardo de las campañas de alfabetización, Ernesto Cardenal emprendió su campaña de alfabetización poética, gracias a la cual, hoy en día Nicaragua es quizá el único país del mundo en que la poesía es escrita y apreciada por personas de todas las edades, ocupaciones y estratos sociales.
Como su obra poética, la vida de Ernesto Cardenal es amplia y rica. Ya habrá oportunidad de comentarla cuando reseñe sus libros de memorias. En estos días previos a su cumpleaños número noventa, invito a repasar sus poemas. Siempre joven y siempre activo, Cardenal acaba de abrir su cuenta de twitter @poetacardenalni por medio de la cual podrán, además de felicitarlo por su cumpleaños el día 20, estar en contacto con el poeta ojalá por muchos años más.
En la entrega del Premio Reina Sofía 2012. Javier Báez, Blanca Castellón, la reina Sofía, el poeta Ernesto Cardenal y Luz Marina Acosta. |
INSC: 1533
Quien llegara a la edad del señor Cardenal en ese estado de forma. Admirable esa gente mayor que, pese a todo, se resigna a quedarse caduca.
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