miércoles, 9 de marzo de 2016

Habitación del olvido. Poemas de Alejandro Cordero.

Habitación del olvido.
Alejandro Cordero Vargas.
 Andrómeda. Costa Rica, 2003.
Este es un libro pequeño, de apenas setenta y ocho páginas, y como muchos de sus poemas son apenas de un par de líneas, es posible leerlo entero y hasta repasarlo además un par de veces en cuestión de una hora. 
Pero no se supone que la poesía se lea a prisa. A pesar de su brevedad, o tal vez precisamente por ella, este libro es capaz de transmitir ciertas sensaciones que acaba convirtiéndolo en una obra inquietante de cuya lectura se sale agradecido.
El hecho de que el libro sea limpio, breve, bien medido e inteligentemente dispuesto, favorece la conexión directa con lo que plantea. En Habitación del olvido, de Alejandro Cordero, las piruetas son mínimas, las florituras más que esporádicas y, en cuanto a experimentaciones o desplantes de destreza sencillamente no hay ni uno.
Claro, contundente y al grano, el estilo del libro se sostiene, de principio a fin, con un hilo leve, pero irrompible. Ni una sola ráfaga de suspiros o de lamentos. Ni una sobredosis reiterativa sobre lo que ya se dijo en una sola línea. Ni una pérdida de rumbo entre cimas o abismos emocionales.
Para expresar la intensidad de las emociones, a los poemas de este libro nunca les hizo falta más que plantearlas con una imagen alegórica oportuna. 
La brevedad de un buen número de poemas reducidos  a la mínima expresión, los hace tan ingeniosos e impactantes como un buen graffitti, pero van mucho más allá del viejo truco de soltar golpes de efecto que, por sorpresivos que resulten de entrada, suelen ser de corto alcance.
En su primer libro de poemas, Alejandro Cordero no pretendió demostrar que era ingenioso, ni erudito, ni hábil con el verbo, ni digno de su propia leyenda. Simplemente, al publicar por primera vez, al declararse y asumirse como poeta, lo que hace es compartir con el público una muestra breve e cuidadosamente seleccionada de sus creaciones, cuya lectura constituye un itinerario trazado por el terreno, siempre cautivante, de la soledad y la ausencia. La soledad de quien escribe y la ausencia de quien no está con él.
Podríamos hablar de poesía de fuerte contenido romántico y erótico, pero no como un recuento de los alcances, sino como un anhelo de lo inalcanzable.
De tenue sabor amargo, los poemas de Habitación del olvido plantean la necesidad de compañía y afecto que, con cierta frecuencia en la vida de todos, pareciera que nunca va a estar satisfecha al nivel y con la intensidad deseada. Como muchos otros poetas, entona un canto a la amada pero, en su caso, se trata de la amada ausente, tal vez imaginaria, tal vez inexistente, porque es la suma y la síntesis de las encontradas en el camino. Un canto de amor planteado desde una soledad que busca romperse así sea con fantasías como las del niño que juega con su amigo imaginario.
Habitación del olvido es un poemario sólido y bien logrado que, por ser el primer libro de un poeta joven hasta entre los jóvenes, logra despertar el optimismo sobre lo que puede esperarse de las nuevas generaciones de poetas.
INSC: 1811

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