Después de la luz roja. Mario Zaldívar. Perro Azul, Costa Rica, 2001. |
Después de la luz roja, la segunda novela de Mario Zaldívar, se vale
de una atmósfera marcada por el misterio y el sentido de búsqueda para retratar
una diversa gama de personajes que, ya sea real o imaginariamente, deambularon
por el San José de antaño. En esta obra, a pesar de su factura compleja que
incursiona en diversos estilos y territorios,
reaparecen ciertas emociones y situaciones tratadas con anterioridad por
el mismo autor.
Ya podrían señalarse constantes en la obra de
Zaldívar. Entre su primera novela, Ahora
juega usted señor Capablanca, publicada en 1995 y bastante leída desde
entonces, y Después de la luz roja,
su segunda incursión en el género, existen ciertas coincidencias que podrían
hacernos hablar de una temática recurrente.
Ambas obras tienen en común la presencia de personajes
aristocráticos y excéntricos, muy aficionados a valerse de los diálogos para
mostrar lo vasto de su erudición. En ambas está presente también la mirada
curiosa de un niño (o de un muchacho), dispuesto a develar todos los secretos
que los adultos pretenden ocultarle. Las barreras levantadas por los guardianes
de las apariencias acaban cayendo y queda claro que la quietud que domina el
inicio de ambos libros no era más que un espejismo.
Dos novelas han bastado para dibujar, con rasgos
reconocibles, un universo zaldivariano. Particularmente llamativa resulta la
forma en que este narrador se recrea en lo exquisito. En su obra hay mucha
casona de amplios salones, mucha biblioteca con raros volúmenes, mucho licor exótico,
muchas obras de arte, muchas citas de grandes autores, muchos datos curiosos y
otras exquisiteces por el estilo. Es decir, un mundo que permanece anclado en
el pasado a pesar del transcurso de los años.
Sin embargo, a pesar de estas coincidencias que son
perfectamente naturales, lo cierto es que Después
de la luz roja, muestra también una evolución considerable en el desarrollo
de Zaldívar como narrador, así como un acercamiento a territorios escabrosos y
una mirada a un San José profundo del que ya pocos pueden dar testimonio.
En lo que se refiere al aspecto formal de la novela, a
Zaldívar se le ha soltado la mano y no solo muestra ahora una prosa más
depurada, sino que se ha atrevido con una construcción compleja.
Mientras Ahora
Juega Usted Señor Capablanca es una novela lineal y cronológica, Después de la luz roja está planteada
desde diferentes planos, diferentes tiempos y hasta con diferentes voces.
El lector que disfrutó pasivamente de la primera
novela de Zaldívar, se encontrará con la sorpresa de que en esta el autor ha
confiado en sus manos buena parte del trabajo de atar cabos.
Señaladas estas coincidencias y disidencias, vale la
pena dejar el primer libro en paz y decir un par de palabras sobre el complejo
mundo del segundo.
Daniel Mondragón, un joven ocioso y enfermo, se dedica
a buscar información sobre su difunto padre. Se entera, entre otras cosas, que
su progenitor dejó en alguna parte el borrador de una novela y, cuando por fin
puede leerlo, descubre todo un mundo insospechado en la propia ciudad en que
vive. Conforme avanza la trama, uno va leyendo tanto la historia de la búsqueda
de Daniel como la novela que su padre dejó escrita.
Sin ser estrictamente una novela policiaca, todo gira
en torno a una investigación, pero las pistas dirigen los pasos por distintos
caminos y acaban brindando toda clase de revelaciones. A través de las páginas
de esta novela se recorren mundos diversos, desde la biblioteca del erudito
hasta el burdel de mala muerte y, en todos los escenarios, transitan personajes
extravagantes, protagonistas de su propia elevación o de su propia decadencia. Se
cruza de lo sublime a lo mórbido, de las altas esferas al bajo mundo, por los túneles
ocultos que solamente los conocedores habituales de ambos espacios saben recorrer
sin perderse en el camino.
Daniel Mondragón quería saber algo sobre su padre. Al
final supo mucho de lo que hubiera querido.
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