Breve historia de todas las cosas. Marco Tulio Aguilera Garramuño. Ediciones La Flor, Argentina, 1975. |
Breve historia de todas las cosas de Marco Tulio Aguilera Garramuño es una novela impresionante, inolvidable, embriagadora, musical, erótica, cómica y críptica al mismo tiempo. Está escrita con un lenguaje experimental que, aunque se permite barroquismos deliciosos, avanza a ritmo de ametralladora. Sus páginas están pobladas de decenas, tal vez centenares, de personajes pintorescos, descabellados y memorables, que se involucran, un día sí y el otro también, en las aventuras más inverosímiles.
Todo transcurre en un valle polvoriento (de polvo rojo, por cierto), aislado de cualquier contacto con el mundo exterior. La carretera que, se espera, permitirá facilitar la salida de los lugareños y el acceso a los visitantes, está apenas en construcción. El poblado es pequeño, apenas un parque, un templo, un cine, un salón de baile, dos prostíbulos, la cárcel y una calle del comercio en la que unos narizones exhiben su mercadería. Como en todo pueblo chico e infierno grande, no hay vida privada. Todos están al tanto de las andanzas de los otros. El padre Coto, predica desde el púlpito contra la relajación de costumbres. Robustiano, el policía, interviene cada vez que las cosas se pasan de la raya. Lindor, el primer y por bastante tiempo único negro del pueblo, da clases de matemáticas mientras Betóven Chúber, el músico, compone sus obras maestras, la más celebrada dedicada a las garzas de la laguna. Los intelectuales del pueblo evitan morir del aburrimiento inventando juegos en el parque. El Poeta Gordo revisa y perfecciona su Canto a mí mismo, mientras otro desventurado cultivaba su flacura. Bergamino, Denario Treviño, Californio el Simple, el Príncipe de Mónaco, Paticorvo Palomo y otros personajes que parecen salidos de un bestiario medieval, son retratados en detalle por el narrador (ranador se llama él), un Historiador literato que mira los acontecimientos desde la pequeña ventana de su celda.
No solo los personajes tienen nombres extraños. La población se llama San Isidro del General y, supongo que para los lectores no costarricenses de esta obra, tal nombre solo pudo haber salido de la imaginación desbocada de un autor amante de los juegos de palabras. El Cerro de la Muerte, también, es un nombre que quienes no sean ticos supondrán que es imaginario.
Breve historia de todas las cosas. Marco Tulio Aguilera Garramuño. Plaza & Janés, Colombia, 1975. |
Hará unos veinte años, un amigo generaleño me preguntó "¿Has leído la Breve historia de todas las cosas?" "No", le respondí, "pero con semejante título supongo que es un libro que no debo perderme".
A los pocos días lo tuve en mis manos. Estaba publicado por Ediciones La Flor, en Argentina, en 1975.
La novela me atrapó desde el inicio y la devoré en una lectura sostenida que no tuvo más interrupciones que las inevitables que debí hacer para soltar la risa. Quedé fascinado por esa prosa que embriaga, pero no marea, por los juegos de lenguaje, por lo visual de las narraciones, por la locura de los acontecimientos.
Le agradecí mucho a mi amigo generaleño la recomendación y él, tras escuchar mis elogios, me soltó la sorpresa que me tenía reservada: "La habrías disfrutado más" me dijo, "si fueras generaleño y conocieras a los personajes."
La realidad, por superar a la ficción, es su mejor proveedora de personajes y aventuras. Todos los personajes de Breve historia de todas las cosas son tan reales como el Cerro de la Muerte y el polvo rojo del valle. En San Isidro del General, Marco Tulio, el autor, dejó muchos amigos y admiradores, pero hay también personas, entre ellos los hijos del músico, que se sienten ofendidos cuando alguien les menciona la novela que, así sea caricaturizándolo, inmortalizó a su padre.
En 1975, el mismo año de la publicación por parte de Ediciones La Flor, Argentina, el libro fue publicado por Plaza & Janés, Colombia. Con los años, las ediciones se han multiplicado. La última de la que tuve noticia fue por Trama Editorial, en España. En esta edición, el título perdió la palabra "breve", puesto que el autor la amplió.
Historia de todas las cosas. Marco Tulio Aguilera Garramuño. Trama Editorial, España, 2011. |
El dato curioso es que esta novela recibió, en 1975, el Premio Nacional de Novela Aquileo Echeverría, que otorga el Estado costarricense. Sin embargo, no solo la novela nunca ha sido publicada en Costa Rica, sino que no se menciona en los estudios históricos de novela costarricense ni está en los catálogos de las principales bibliotecas del país.
No quisiera pensar que exista algún sector de nuestro mundillo literario interesado en mantener oculto este libro. Tengo entendido que hubo un intento de publicación por parte de la Editorial Costa Rica que, por alguna razón, no prosperó.
Confío, en todo caso, que aunque hallan pasado cuarenta años desde su aparición, algún día tendré en mis manos una edición costarricense de esta obra cuyo lanzamiento, espero, se realizará, con la presencia del autor, en San Isidro del General.
INSC: 1825
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